jueves, 19 de febrero de 2009

LA MATERNIDAD




Un regalo de Dios es la maternidad y traer al mundo una nueva vida. Dos seres se unen, y de su unión nace un nuevo ser: he ahí la verdadera prueba de la existencia de una entidad superior al propio hombre. Tener un hijo, traer un nuevo ser a este mundo, es una responsabilidad que dura toda la vida: ¿qué es un hijo sino la continuación de nuestro propio ser en esta tierra? En su infinita sabiduría, Dios ha querido que vivamos una cantidad de tiempo, para que nuestros hijos puedan continuar viviendo la suya. Y esa responsabilidad significa: amar a los hijos, protegerlos, hacerlos hombres y mujeres de bien, tratar de que sean mejores que nosotros mismos. Educarlos en la divinidad. ¿Qué terrible tortura le heredaremos a nuestros hijos, si piensan que no existe un Dios, y que al morir desaparecerán eternamente? ¿Qué será de ellos sin piensan que luego de haber vivido en este mundo, y de haber tenido a sus propios hijos, no les queda más remedio que la nada y la oscuridad? No: les queda una eternidad de gozo y armonía, les queda el pago generoso a una vida de amor al projimo, a los hijos, a nuestros semejantes. Jesús dijo: tienes que amar incluso a tu enemigo. Tienes que amar. La respuesta a todas las cosas se encuentra en el amor.

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